La Conciliación y el Arbitraje; Materias Pendientes

José Emilio Ruiz Pineda

 En cierta ocasión una persona me comentó su extrañez ante mi interés profesional al arbitraje, ampliamente a los métodos alternos de solución de conflictos, cuando siempre me veía en eventos relativos vestido de traje y corbata. Probablemente su desconocimiento de este sistema de resolución deconflictos fuese semejante al que tenía del fútbol, creo que me imaginaba por ahí sacando tarjetas o revisando el VAR, supongo que eso pensaba que yo hacía.

Esta anécdota es, sin duda, un caso extremo, pero puede servir de base para plantearse si realmente la conciliación y el arbitraje han calado en nuestro país. Los que nos dedicamos a la materia podemos correr el riesgo de caer en la autocomplacencia, pensar que las bondades del sistema son compartidas por todos y que el número de conciliaciones y arbitrajesen Honduras están aumentando. Y, aunque no falten motivos de satisfacción, lo cierto es que todavía queda un largo camino por recorrer.

La Conciliación y el Arbitraje, recordemos, son métodos por los cuales las partes de una controversia, en lugar de acudir al juez correspondiente, deciden que sea un particular que se denomina en la conciliación; conciliador, que les ayuda a llegar a un acuerdo. En el arbitraje; árbitro quien decide sobre la controversia. Y, porque la legislación así lo prevé en ambos casos, la decisión del conciliador o árbitro tendrá los mismos efectos que una sentencia judicial. Producirá efectos de cosa juzgada y podrá ser objeto de ejecución forzosa, si el condenado no la cumple voluntariamente.

Las partes, por así decirlo, deciden acudir a la medicina privada en lugar de al sistema público de salud. Y no hay aquí ni la más mínima crítica al sistema público de salud o tal vez si, como tampoco la hay a la justicia que imparten los jueces y tribunales que integran la Administración de Justicia.

Las ventajas de el arbitraje son evidentes cuando las partes son de distintos países, puesto que nadie quiere litigar en el país de su contrario. Por seguir con el símil futbolístico, nadie quiere jugar a partido único como equipo visitante. Esta es la razón por la cual se acude recurrentemente al arbitraje internacional, que permite la elección de una sede neutral y la aplicación de unas reglas de procedimiento comúnmente aceptadas, en lugar de aplicar la siempre compleja legislación procesal civil. En nuestro mundo global el arbitraje no es una opción más, sino el único sistema eficaz de resolución de conflictos. El árbitro es el verdadero juez natural del comercio internacional.

Sin embargo, no sucede lo mismo cuando las dos partes del contrato tienen su domicilio en Honduras. En este caso, el arbitraje es una opción alternativa a la jurisdicción. Y lo cierto es que, a día de hoyel arbitraje comercial no ha terminado de calar entre nuestros conciudadanos. El número total de laudos recaídos anualmente en arbitrajes administrados por los centros de arbitraje de nuestro país es ínfimo si se compara con el número de sentencias dictadas por los miles de juzgados de primera instancia. Analizar con un mínimo rigor las causas de este acusado desequilibrio excede por mucho el propósito de este artículo, pero quizás se puedan apuntar dos de ellas.

La primera causa es que los justiciables acuden a los tribunales porque, al igual que sucede con la sanidad pública, la justicia en nuestro país funciona a medias. Podría funcionar mejor, incluso mucho mejor (sobre todo si tuviera más medios), pero decididamente funciona. En términos generales, es una justicia de calidad, independiente y accesible para todos. La otra causa principal del desequilibrio anteriormente apuntado es menos feliz y está motivada por la falta de conocimiento de la institución por la ciudadanía en general y de formación específica de nuestros abogados en particular.

El desconocimiento de los abogados empieza con su [falta de] formación. Salvo algún par de excepciones, el arbitraje y la conciliación se aborda desgraciadamente con unas pocas lecciones en las licenciaturas de derecho. La consecuencia de esto es que los abogados, que se mueven como pez en el agua en los juzgados, no tienen familiaridad alguna con la conciliación y con el arbitraje menos, donde no hay una ley con plazos prefijados ni un juzgador predeterminado, sino que cada caso es un traje a la medida. Ese desconocimiento y esa flexibilidad provoca recelos en el abogado no especializado e impide que pueda ofrecer la solución de conciliar o la via arbitral a su cliente. Urge replantearse la cuestión y reforzar la formación en conciliacion y arbitraje en facultades, escuelas de práctica jurídica y Colegios de Abogados.

El arbitraje tiene indudables ventajas, también en el ámbito doméstico. La rapidez, la flexibilidad, la especialización o la confidencialidad no solo son buenas en el comercio internacional, sino para cualquier pequeña o mediana empresa y, cómo no, también para cualquier persona. Que si cualquiera de ellos decide resolver sus conflictos ante la jurisdicción ordinaria que sea por convencimiento en las virtudes de aquella, no por no haber sido debidamente informado de la existencia de un mecanismo alternativo que puede resultarle más conveniente.

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